Y somos |
Cuando llegamos juntos al final de nuestro camino, cuando el amor se extingue, cuando ya no se puede seguir, no queremos depertar.
Y SOMOS...
Pero
que tristeza me ahoga el llanto, que interminables pasan las horas.
Se
encienden poco a poco las luces en nuestro escenario, es alto muy
alto el teatro, los colores frios y vagos.
La
estancia es sombría, escasamente iluminada por cuatro viejas
lamparas y un rosetón coronando la techumbre, que aún no sé bien,
en mi lento muy lento y muy doloroso despertar si es un teatro
antiguo o una catedral o cualquier otro monumento pagano; pues a
través de la niebla que aun enturbia mis ojos, en mi embriaguez veo
figuras difusas,
moribundas, de humo bailando al fondo al compás de
los rayos de sol o de luna que atraviesan el rosetón.
Escucho los ecos de las campanadas que retumban en los arcos y las cúpulas.
Mis
manos, buscando, tocan bancos corridos y frías butacas carcomídas
de los años y del olvido; y espasmódicamente
asen los velos
mugrientos y cortantes y, por instantes subliminales, suaves y
sedosos, del telón que quiere descorrerse.
En vano contemplo sombras y arcos y rayos de sol y de luna; en vano mis manos asen el telón para que siga la función.
En
vano entre los ecos de las campanas que un día susurraron en mi
corazón y que aun retumban en las bóvedas entre
el aroma del
incienso y del esplendor de tu vaporosa primavera entre las rosas y
el nácar y el jazmín de tu presencia.
El telón es cada momento más irresistible, me faltan ya fuerzas en las manos ya que por momentos es mas cortante, mas mugriento, mas áspero.
En vano busco ayuda, gente en el escenario, que no hay. En vano busco rayos de luz en tus ojos.
Que silencio se cierne sobre mis dedos.
Yo soy el protagonista, y tú, y somos también el público que nos mira ya que las obras mas dramáticas no tienen mas público que sus actores.
Las paredes altas son las montañas y sus laderas, luces son las estrellas, el rosetón es Andrómeda y las demás, la estancia el infinito y el velo, las cortinas y
el telón estàn en ti, en tu mente y en mi.
Somos los protagonistas, el escenario, el público, el clamor, el incienso, los aplausos, la alegría, el llanto y las lagrimas.
Somos el escenario y las figuras difusas que bailan como sombras en el vacío al compás de la eternidad.
Somos ilusión y, en atrevida ignorancia, menospreciamos la realidad, despreciamos el camino que nos da la vida y seguimos bailando difusos y sórdidos en la niebla.
Somos el pantano con esa densa humareda donde nos perdemos.
Somos las arenas movedizas que nos engullen en nuestra plenitud.
Somos el grito aterrado en la noche.
Pero a veces, también en la noche, soñamos....
Bendito sueño:
Y somos en la más dulce ilusión el rayo de luna que perfila esa falsa imagen de felicidad.
esa etérea ilusión en el bosque sombrío.
Es de seda el telón suave y blando como un tul que se aparta solo al mirar.
Y flotamos en el viento; y al borde de las cascadas somos el dulce rumor de las aguas que vibran.
Y es nuestro escenario angelical, nacarado, con azucenas y rosas y volandas de nubes y palomas blancas.
Y somos esperanza de algo más.